Con el objetivo de evaluar la viabilidad técnica, operativa, económica y ambiental se realizaron ensayos durante un año con colectivos alimentados por combustibles alternativos.
OCTUBRE 2021. En el marco del Plan de Movilidad Limpia (PML) lanzado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) en diciembre 2017, las autoridades porteñas informaron las conclusiones arrojadas por la Prueba Piloto de Colectivos de Tecnologías Alternativas.
Este programa tiene como objetivo fomentar la implementación de distintas soluciones para el transporte público de pasajeros, a fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono (CO2) y los gases contaminantes, así como los óxidos nitrosos (NOx) y el material particulado (MP), que son generadas por los vehículos a combustión.
Conscientes que el sector de transporte representa una de las principales fuentes de gases de efecto invernadero, contribuyendo de manera importante en el cambio climático, ya que es responsable de un 30% de las emisiones totales de CO2 de la Ciudad, el Gobierno local avanzó en la prueba de tecnologías alternativas al diésel, cómo los colectivos eléctricos, propulsados a gas natural comprimido (GNC) y a biodiesel. Para conocer su viabilidad operativa, económica y ambiental en condiciones reales de operación, se llevaron adelante ensayos en conjunto con diferentes líneas de autobuses que circulan por la CABA.
Las pruebas piloto constaron de la puesta en funcionamiento de 2 buses eléctricos (ambos en la línea 59); 2 unidades a GNC (uno en la línea 50 y otro en la línea 132); y 2 colectivos propulsados a biocombustible (uno en la línea 91 y otro en la línea 132).
A partir de la evaluación realizada se concluyó que cuanto más limpia la tecnología que se desea incorporar, mayor deberá ser la inversión. Además, ninguna de ellas cumple con todos los requisitos, por eso es importante considerar que la transición a una flota de bajas emisiones debe contemplar todas las alternativas.
De resultados presentados por el GCBA, se desprende que el GNC es una opción un poco más compleja de implementar, técnica y operativamente, porque requiere de infraestructura de carga, como cercanía a las estaciones con GNC, o tener una propia. Sin embargo, presenta una ventaja en términos de salud y calidad de aire, ya que se tiene una combustión más limpia, así como también respecto a las emisiones de dióxido de carbono y a la contaminación sonora.
Según la información oficial, en agosto de 2019 se sumaron a la flota de colectivos porteños dos unidades alimentadas con motores a gas y homologadas por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), que obtuvieron la habilitación correspondiente a través del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas).
Con relación a los otros ensayos, el Gobierno porteño consideró que el biodiesel surge como primera opción a la hora de implementar nuevas alternativas, dada su facilidad técnica y operativa, y porque la infraestructura necesaria para desarrollarla es casi nula o muy baja en comparación al resto. De todas formas, pero no es tan beneficioso en cuanto a las emisiones de gases tóxicos para la salud y no disminuye la contaminación sonora.
Por último, los colectivos eléctricos resultaron ser la opción más limpia y menos contaminante, con emisiones de contaminación ambiental y sonoras considerablemente menores. No obstante, sus elevados costos de inversión, la disponibilidad de potencia y lugar en cabecera, y la vida útil de las baterías, son las barreras que hoy existen y que desaceleran la llegada de los mismos.